
Por temor a burlas, incluso de las autoridades, pocos hombres que sufren violencia familiar denuncian. Y cuando lo hacen, las autoridades de Coahuila son renuentes a tipificar el delito
Comienzan casi siempre después de una separación: en un juicio por alimentos, la decisión de la convivencia o la custodia de los hijos. Ahí se descubren casos de violencia familiar.
De 120 juicios familiares en los que el Centro de Gestión de Justicia para Hombres ha representado a varones en su primer año de operación en Coahuila, alrededor de 70 podrían derivar en juicios penales por violencia familiar en contra de ellos, estima su fundadora Yollotzin Bocanegra.
Pero de esos, la organización solo ha logrado que un caso sea tipificado como violencia familiar.
Parte del problema, explica Bocanegra, es que los hombres son renuentes a denunciar. Y eso se debe a la falta de comprensión de la perspectiva de género y su mala aplicación, sobre todo en la Fiscalía y las policías.

“Lo tipifican como lesiones o amenazas. O sea, simplemente ‘te pegó’ o simplemente ‘te amenazó’; es otra forma también de minimizar”.
Yollotzin Bocanegra
De 22,579 denuncias por violencia familiar registradas por la Fiscalía General del Estado, entre 2019 y marzo de 2021, solamente 6.3 por ciento las interpusieron hombres.
El bajo índice de denuncias, coinciden estudios y especialistas entrevistados por A Tiempo.TV, es resultado de la cultura machista y patriarcal que impide, tanto a los varones, como al Estado, reconocer su condición de víctimas.
Perspectiva de género mal entendida
En el Código Penal de Coahuila, la violencia familiar es penada entre seis meses y seis años de prisión; y a nivel federal, de seis meses a cuatro años. Consiste en ejercer violencia contra los derechos reproductivos o violencia física, psicológica, patrimonial, económica y sexual en contra de:
- La pareja, independientemente de su género y del estado civil mediante el que estén unidos la víctima y el sujeto activo.
- Cualquier familiar, incluidos los padres.
- Cualquier otra persona sujeta a la custodia, guarda, protección, educación o cuidado del sujeto activo.
Por lo general, en los juicios familiares estos tipos de violencia se observan cuando un padre no permite que el otro vea a los hijos o busca influir en ellos de alguna manera para afectar los derechos de convivencia del otro, explica Bocanegra.
“Se llama interferencia parental cuando la madre prohíbe al menor ver a su padre o al revés. Y en realidad también es violencia, psicológica; sin embargo, se queda en lo familiar. Ya no brinca a lo penal y en lo familiar solo se ve como que está buscando la convivencia, pero no se visibiliza la violencia”.
Yollotzin Bocanegra
Bromas hirientes, amenazas de terminar con su vida o la de sus hijos, el despojo de sus ingresos económicos sin su consentimiento, golpes, arañazos y pellizcos, son otros ejemplos de la violencia familiar que suelen padecer los hombres.

A pesar de que la tipificación de la violencia familiar no determina que el delito se cometa solo cuando la víctima es una mujer, la fundadora del Centro asegura que en el Ministerio Público —igual que en otras instancias— opera un sesgo de género.
“Hay incluso usuarios que ya fueron a las dependencias a los que no les hacen caso o los corren o minimizan la situación. Entonces nos han hablado estando afuera de las dependencias y los traemos para acá, los asesoramos y les damos el acompañamiento para sus procesos”.
Yollotzin Bocanegra
Con el caso que lograron tipificar en julio de 2021, el argumento de las autoridades para negarse a reconocerlo víctima de violencia familiar era que el varón tenía un mayor poder adquisitivo y, por tanto, más poder. Algo que según la activista no aplicaba a la situación de violencia que padecía.
En otros cuatro o cinco casos que el Centro de Justicia para Hombres de Coahuila ha intentado llevar al ámbito penal, policías y agentes del Ministerio Público se han negado a tomar reportes e investigar las denuncias por violencia familiar interpuestas por varones, o los han enviado a procesos de mediación, aún cuando la violencia familiar es un delito que no acepta mediar.
Y los jueces, acusa la activista, son más permisivos con las mujeres. Por un lado, afirma, las tratan asumiendo automáticamente que son víctimas de violencia sin considerar que también pueden ejercerla, pero por otro lado las juzgan sin atender la violencia que padecen.

Bocanegra y otros expertos entrevistados por A Tiempo.TV concuerdan en que el origen de la violencia que padecen los hombres en el seno familiar tiene el mismo origen que la que sufren las mujeres: la cultura del machismo y el patriarcado.
Esa cultura patriarcal alimenta el estereotipo del hombre mexicano, valiente, al que no le pasa nada y que está por encima de la mujer.
Carla Luna, perito en Psicología Jurídica, señala que cuando un hombre denuncia que es víctima de violencia familiar, ese “deber ser” lo desacredita. Genera rechazo de sus familias, burlas de la sociedad y de las autoridades, en quienes esa cultura patriarcal también permea.
Luna, que ha tratado casos de violencia sexual contra hombres que se han negado a denunciar, atribuye la renuencia de los varones a denunciar a esas condiciones y a la falta de espacios seguros para hacerlo.
“Mi trabajo también implica que yo invite al paciente a hacer su denuncias; sin embargo, si ellos no quieren, tendríamos que respetar. Tengo entendido, que ya es una obligación de nosotros denunciar, pero volvemos a lo mismo: no hay espacios para hacerlo”.
Carla Luna
Además, añade Yollotzin, la capacitación que reciben los operadores del sistema de justicia no es la correcta. Se capacitan entre ellos mismos y por tanto siguen alimentando las malas prácticas.
“Si se capacitan entre ellos es más de lo mismo y más de lo mismo”, sentencia.
El estudio “Varones víctimas de violencia doméstica”, publicado en 2010 por Patricia Trujano, Aimé Martínez y Samanta Camacho en la revista Diversitas, de la Universidad Santo Tomás, de Colombia, plantea que la baja cantidad de denuncias de varones en comparación con las de mujeres, es resultado de la poca credibilidad que se les concede como víctimas de violencia familiar, por lo que debe investigarse la cifra negra que esconden las estadísticas.
Impunidad y revictimización, las consecuencias
Los expertos coinciden en que los hombres son víctimas, en mayor medida, de violencia psicológica, aunque no están exentos de sufrir violencia económica, legal , sexual y física, y pueden sufrir más de una al mismo tiempo.
Este tipo de comportamientos, en algunos casos, no son identificados como violentos por parte del varón hasta que alguien más se lo hace saber.
“Calculo que a lo mejor la mitad de los hombres que han llegado al Centro es porque una mujer habla para hacer la cita. O sea que dice: a mi esposo, a mi papá, a mi hermano le está pasando esto. Y son las que los empujan a venir aquí”.
Yollotzin Bocanegra
Las víctimas de violencia sufren consecuencias como baja autoestima y síndrome del maltrato, una condición física y psicológica que en muchas ocasiones hace que opten por el silencio. En el caso de los varones, el golpe a su autoestima está acompañado de la idea de que no deben defenderse de una mujer porque es mal visto.
La falta de denuncia o de atención por parte de las autoridades impide que reciban las medidas de protección previstas en la ley para salvaguardar el bienestar de las víctimas, como recibir tratamiento psicológico o la restricción de residir en la misma casa que su agresor o agresora.
Además de los efectos psicológicos y emocionales de la violencia, Bocanegra menciona que ha llevado casos en que los varones son ‘quemados’ en redes sociales, pierden su trabajo y en el peor de los casos, dejan de ver a sus hijos.
Carla Luna subraya que visibilizar la violencia familiar contra los hombres no implica desestimar o negar la que padecen las mujeres. Ambas deben combatirse y erradicarse.

Yollotzin subraya que es necesario capacitar al personal que recibe las denuncias de violencia familiar en perspectiva de género. Y perspectiva de género no es solo defender a las mujeres; incluye hombres, adultos mayores, personas de diversidad sexual e indígenas.
“No negamos que somos las más vulneradas en muchos aspectos, pero tampoco tenemos porque acostumbrarnos o justificar la violencia que ejercemos contra los hombres por ser mujeres. Y sí, es una cuestión de conciencia social”.
Yollotzin Bocanegra
La fundadora del Centro de Gestión de Justicia para Hombres recomienda acercarse a la organización si están sufriendo violencia:
“Se podría empezar con un proceso psicológico porque se tiene que confrontar a su sistema de creencias, a su sistema de valores, al deber ser como hombre y más si tienen hijos. Si no hay la confianza de acercarse a una dependencia de gobierno o si ya se acercaron y fueron rechazados, se pueden acercar con nosotros”.
Yollotzin Bocanegra
Ademásm sugiere que lo primero que deben hacer los hombres que sufren violencia familiar, es ponerse en un lugar público, hacerlo del conocimiento a alguien a quien le tengan mucha confianza, procurar documentar en audio las agresiones que sufra y no caer en provocaciones, ya que todo generará evidencia.
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