
México es el único país que ve en la muerte un ambiente festivo y lleno de colores, donde un día al año quienes se fueron nos visitan
El día de muertos es uno de los días más importantes dentro de la cultura mexicana, en varios municipios se arman verdaderas fiestas monumentales. Las calles se visten de colores con los papeles picados, las flores, la comida y los dulces. Y por una noche al año, la muerte reina y todos conviven en paz con ella y hasta la celebran.
Esta tradición mexicana ya se conoce en todo el mundo gracias a películas animadas como Coco y El libro de la vida. Ambas, con historias totalmente diferentes, hablan del mismo fenómeno, la existencia de una vida más allá de la muerte.
En Coco podemos ver la travesía de Miguel en la tierra de los muertos, donde conoce a Héctor, quien le explica que cuando no hay vivos que los recuerden, se desvanecen para siempre, tal como le sucede a Chich. Por lo que el volver a la tierra de los vivos no sólo es para salvarse, sino para lograr que no olviden a Héctor para que este permanezca en la tierra de los muertos.

Por su parte, el libro de la vida nos presenta una batalla entre La Catrina y Xibalba, ya que se están disputando la tierra de los recordados (donde todo es fiesta y color) y la tierra de los olvidados (un reino de tinieblas a donde van quienes no tienen quien los recuerde). Para librar esta batalla cada uno selecciona a un vivo Manolo y Joaquín, el primero de ellos termina atravesando la tierra de los recordados para volver a la vida y recuperar el amor de María.
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Ambas películas tienen algo en común, si hay alguien vivo en la tierra que te recuerde, cuando mueres puedes permanecer en un mundo lleno de fiestas, colores y donde hay un permanente día de muertos. Si nadie vivo te recuerda, al morir pasaras a la tierra de los olvidados para desaparecer por completo.
Coco nos presenta que una manera de recordar a quienes ya no están, y la manera en que ellos acceden a la tierra el 2 de noviembre es a través del altar de muertos. Pero te has preguntado ¿De dónde viene esta tradición? ¿Qué significa? O mejor aún ¿Si no pongo un altar de muertos, mis seres queridos van a desaparecer para siempre?
Estas son algunas de las preguntas que resolveremos a lo largo de estos párrafos, así que si has llegado hasta aquí. Acomódate y prepárate para maravillarte con las tradiciones que nos dejaron nuestros antepasados.
¿Hay dos destinos al morir?
La respuesta a esta pregunta depende de qué cultura estemos hablando, pero dado que el día de muertos tal y como lo conocemos (así como la mayoría de nuestras tradiciones) es una mezcla entre tradiciones prehispánicas y coloniales, hablaremos de estas dos.
Los antiguos pobladores de lo que ahora es México, creían que el destino de los muertos dependía mucho de la forma en que morían. Por ejemplo, si alguien moría en guerra, los cautivos y las mujeres que morían en el partoera dirigidos al Omeyocan, donde eran recibidos por Huitzilopochtli, dios de la guerra.
Por otro lado, quienes morían por causas relacionadas con el agua llegaban al Tlalocan o paraíso de Tláloc, dios de la lluvia. El resto de los que morían iban al Mictlán donde los esperaba Mictlantecuhtli, dios de la muerte.

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Sin embargo, para llegar al Mictlán, quienes morían debían hacer una larga travesía; al morir llegaban a un primer lugar llamado Xiomoayan, este viaje les tomaba cuatro días, ya una vez ahí ofrecían ofrendas a Mictlantecuhtli y Mictecacíhuatl (diosa de la muerte), de ahí eran mandados a una región donde estaban a prueba cuatro años. Una vez pasada esta prueba de cuatro años, podían acceder al Mictlán, lugar del eterno descanso.
Por su parte el cristianismo nos habla de tres destinos tras la muerte: Cielo, Infierno y purgatorio. El primero de ellos es a donde acceden las almas de los justos, el segundo es a donde acceden aquellos infieles que no guardaron la religión y el tercero es un lugar intermedio en el que las almas se purgan a través del fuego para acceder al cielo.
El purgatorio es el lugar a donde acceden la mayoría de las almas, ya que de acuerdo con la Iglesia nadie es libre de pecar. Por lo que este lugar permite que, por un determinado tiempo, el alma de los difuntos se esté limpiando para poder subir al cielo. Ya que si llegan al infierno sufrirán eternamente. El cielo es entonces, el lugar de eterno descanso.
Por lo que vemos, ambas creencias nos dan más de un destino al morir, y ambos ofrecen un lugar de eterno descanso. Sin embargo, la cultura prehispánica no veía en la muerte un castigo, sino la continuación de una vida donde todos descansaban.
“Recuérdame hoy me tengo que ir” ¿Cómo entra el altar de muertos?
Algo que también es importante destacar es que ambas creencias relacionan el dejar objetos que ayuden al anima que está partiendo. Los prehispánicos creían que, a partir de morir, la persona iniciaba su viaje al Mictlán, Omeyan o Tlalcotlan, por lo que los enterraban con objetos que necesitaban.
Por lo que es común encontrar tumbas prehispánicas con joyería, ropa, utensilios de cocina, y huaraches (estos sólo eran para los muertos, los vivos no usaban). Ya que eran objetos que consideraban que necesitaban para su viaje.
Mientras que el cristianismo incorporó el entierro con hábitos de los santos a quienes los difuntos eran devotos, crucifijos y oraciones. Así como colocar velas y ofrecer misas por las almas, ya que todo esto ayudaría a las animas a llegar más rápido al cielo.
De ahí que el altar de muertos tenga elementos de ambas creencias y este dividido en niveles que representan el tránsito hacia el cielo o el lugar del eterno descanso. El altar tradicional consta de siete niveles: en el primero va la imagen de algún santo, en el segundo se dedica a las ánimas del purgatorio ya que son quienes autorizan el paso al mundo de los vivos.
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En el tercer nivel se coloca sal que significa purificación del alma, en el cuarto se coloca el pan de muerto ofrecido a las animas que transitan. Así mismo en el quinto escalón se coloca el alimento y bebidas favoritas del difunto ya que este le servirá en su viaje y en el sexto escalón la fotografía.El séptimo escalón es ocupado por un crucifijo, algunos agregan un perro al altar ya que este es el guía hacia el Mictlán.
Otros elementos colocados son el papel picado que simboliza la alegría del festival, el arco de cempasúchil que simboliza la entrada al mundo de los muertos (como en coco); además se cree que esta flor sirve de guía por su aroma. También las calaveras de azúcar ya que sirven como guía a los espíritus, el copal e incienso que limpia las energías y el agua que refleja la pureza del alma.
Algunos acostumbran colocar un espejo, este con la idea de que el difunto vea su reflejo y se reconozca en la fotografía. Además, colocan objetos personales del difunto como ropa, zapatos, accesorios favoritos y en el caso de los niños, juguetes.
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Si nuestros difuntos vienen o no el 2 de noviembre gracias al altar de muertos, es algo que no podremos saber jamás. Sin embargo, esta hermosa tradición nos hace recordar la vida de aquellos que se nos adelantaron en el camino sea cual sea nuestro destino. Y ahora qué sabes esto, ¿Tu que vas a colocar en el altar de muertos para recordar a tus seres queridos?
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