Para todas las personas es conocido que nuestro país nació con un sistema político unipartidista; es decir, que el poder de toda decisión pública partía de un solo partido político
La sucesión presidencial siempre ha estado presente, sin embargo, a pesar de que en nuestra historia reciente vislumbramos el periodo del gobierno de un presidente por seis años, esto no siempre fue así. Antes de 1927, el período de un presidente al frente del Gobierno Federal era de solo cuatro años.
La figura presidencial, bajo el enfoque de un solo partido, siempre se ha hecho presente en el imaginario colectivo, desde una visión que la persona titular de este cargo, por sí sola garantiza un mejor porvenir. ¿Por qué? Porque a pesar de que somos una federación, es decir, que la forma de organización política al interior del país, se divide en estados y que estos tienen libertades y poderes propios, en la sociedad sigue vigente la imagen de que el presidente es todopoderoso y que de este depende, todo lo que suceda o no el país.
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Por ello, podría afirmar que en los años en que existía un solo partido, la sucesión presidencial era relativamente sencilla, pues quien estuviera al frente del Poder Ejecutivo federal, tenía el poder del partido y del dinero, para designar a quien fuera a sucederlo; sin embargo, esto cambió, cuando en 1989, el PRI pierde el primer estado en manos de la oposición.
A partir de ese momento, la sucesión presidencial no fue la misma, la sociedad civil, los empresarios, los académicos y los partidos políticos que emanaban en ese momento, buscaron espacios para lograr que la democracia en nuestro país fuera una realidad.
La competencia electoral comenzó, las disputas por el poder local de estados y ayuntamientos generaron que el poder se fragmentara, que no toda decisión pública recayera en una sola persona, esto provocó que la sucesión presidencial se disputará desde distintas trincheras, como, por ejemplo, la del partido oficial, la de los partidos opositores y la de los ciudadanos que buscaban generar una réplica en el poder; sin embargo, había reglas no escritas: esta, no comenzaba hasta el último año del periodo del presidente que estuviera en el cargo.
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Se comenta que esto sucedía con la finalidad de resguardar que las decisiones públicas no tuvieran tanto interés político de por medio, sino más bien, que el Gobierno pudiera trabajar lo más que pudiera y que el último tramo del proceso, se enfocarán a los procesos electorales.
Esto cambió con el actual presidente, pues a pesar de su poder mediático y del control de la narrativa pública, la sucesión presidencial, comenzó hace aproximadamente 19 meses, pues el 12 de julio de 2021, el Presidente en una conferencia mañanera dijo que él era el destapador oficial de toda persona que de su partido quisiera tener el poder en el 2024, con la condición, de que el “pueblo decidiera” con su simpatía hacia esta persona.
Pero, ¿por qué si el Presidente tiene tanto poder mediático eligió apresurar las cosas, prácticamente dos años antes de lo que normalmente se hacía? Esta es la pregunta más importante que nos tenemos que hacer.
En julio de 2021, ya habían pasado las elecciones federales, en dónde MORENA perdió la mayoría en el Congreso de la Unión. Esto implicó un mensaje de alerta, pues si bien, ganó 11 gubernaturas, no concentró el mismo poder electoral que en 2018, cuando el Presidente, en una elección histórica logró más de 30 millones de votos a su favor.
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El mensaje de alerta se entendió como que su mayor virtud como partido, es saber hacer campaña, juntar a las masas y hablarle al oído; las corcholatas no son más que la voluntad expresa del Presidente de que los funcionarios salgan a la calle a su nombre, se disputen el poder mediático, que la oposición no tenga agenda pública y esto provoque que todo de lo que se hable sea en torno a las decisiones políticas y públicas del Presidente.
Para muchos, una sucesión presidencial podría implicar la aceptación explícita de que el presidente no es tan poderoso como dice ser; sin embargo, leer de esta forma las condiciones políticas actuales, dejarían de lado que en este momento la sucesión presidencial solo se juega en la arena pública que el Presidente quiere y mientras la oposición se deje.
En las siguientes entregas, seguiremos desmenuzando la sucesión presidencial…
Generemos conversación…
Hagamos ciudadanía…
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