Fuente: Gemini – Nano Banana
En los últimos cuatro meses, todas las compañías de IA han lanzado versiones mejoradas de sus modelos de chat, la construcción de centros de datos ha explotado y se han multiplicado los debates sobre el impacto social y económico de la IA, mientras crecen las señales de una posible burbuja económica derivada de la inversión desmedida en este tipo de tecnología.
En este espacio, la última vez que hablamos de los avances en Inteligencia Artificial fue el pasado 11 de agosto, unos cuatro meses en los cuales ha pasado de todo. Si usted es estudiante o profesor, seguramente arrancó su semestre escuchando sobre la salida de ChatGPT 5, intentando correr en su laptop algún modelo open-source como GPT-OSS y, si usted programa o genera código, herramientas como Claude Code o Gemini CLI y el “vibe coding” comenzaban a mostrar su gran potencial en transformar la forma en como se hace su trabajo.
En esta segunda mitad del año, tras la salida de ChatGPT 5, los competidores de OpenAI redoblaron la apuesta: Anthropic presentó su modelo Claude Opus 4.5, actualmente el mejor modelo para resolver problemas de programación, además de ser capaz de proponer, planear y ejecutar soluciones a tareas relativamente complejas. Por su parte, Google liberó el modelo Gemini 3, el cual mostró ser tan bueno en las pruebas de evaluación (benchmarks) que obligó a OpenAI a acelerar la salida de su modelo ChatGPT 5.1 para poder competir contra ella.
Puntuaciones en tres Benchmarks de Gemini 3. Fuente: Google
En el mundo de los desarrollos de software libre, las versiones más recientes del famoso modelo DeepSeek mostraron ser tan capaces como sus contrapartes comerciales y cerradas. Los modelos provenientes de China están marcando la pauta de los modelos abiertos de inteligencia artificial, impactando de manera positiva a toda una comunidad de programadores y de emprendimientos que ya instala y hace pruebas con modelos de IA ejecutándose en las computadoras de sus casas o en servidores pequeños. Recordemos que estos modelos permiten funcionalidades parecidas a los modelos en línea sin tener que mandar tu información a un centro de datos en Texas o tener que pagar las cuotas extra de servicio.
En cuanto a nuevas herramientas en interfaces, un desarrollo innovador que también surgió en este segundo semestre fue la aparición de agentes de IA integrados en la terminal de la computadora (también llamados CLI, por Command Line Interface), capaces de escribir y corregir código, generar archivos e incluso ejecutar comandos de forma autónoma desde la consola de la computadora (esa pantallita negra que usan los hackers en las películas). Esto permite que los programadores utilicen la IA ya no solo a través de preguntas en el chat, sino incorporándola directamente a su proceso de trabajo, dejándola leer, escribir y ejecutar archivos. Si bien esta forma de programar ha sido muy controvertida, tiene el potencial de aumentar la productividad y el aprendizaje de nuevas herramientas de miles de desarrolladores que la sepan usar bien.
Los dos modelos CLI abiertos en la terminal del autor del artículo. Fuente: la terminal de mi computadora
El boom de la IA no solo ha sido de modelos y algoritmos, también ha desencadenado una frenética carrera por la infraestructura en el mundo físico. En meses recientes, las grandes empresas han hecho inversiones masivas en levantar centros de datos y en acaparar la tecnología y los recursos naturales necesarios para mantener estos edificios funcionando.
Centro de datos Stargate en Texas. Fuente: Bloomberg.
Un efecto visible de esta alta demanda de tecnología ha sido el encarecimiento súbito de hardware clave, como las memorias RAM de las computadoras: al tener una alta demanda por parte de las grandes empresas de IA, los productores de memorias prefieren destinar sus recursos a satisfacer a las grandes empresas por sobre los compradores individuales, lo cual posiblemente conduzca a un encarecimiento de computadoras y celulares a inicios del 2026 al haber menos memorias en el mercado. Esto ya se comienza a notar en el mercado gamer, donde el precio de las memorias RAM se ha cuadruplicado con respecto al visto hace tan solo unas semanas.
La demanda de energía por parte de estos centros de datos es tan alta que ya se exploran posibilidades alternas para poder seguir escalando su crecimiento; como la construcción de centros de datos en el espacio para aprovechar la energía del sol y la disipación de calor al espacio, o el recurrir a la energía nuclear. Es esta alta demanda de energía (y las limitadas capacidades de generación de energía en México) lo que ha impedido (para bien o para mal) que se anuncie la creación de más centros de datos en territorio nacional.
Además de la generación de texto, otros modelos de IA que también han evolucionado en los meses recientes han sido los modelos de generación de imagen y video. Nano-banana, el nuevo modelo de Google, ha generado controversia y preocupación en los últimos meses por la altísima calidad que ha mostrado en la generación de imágenes, reavivando las discusiones sobre la protección de la identidad en línea, los derechos de autor y el uso de la IA para propagar desinformación.
Fuente: Twitter
En cuanto a la generación de video, herramientas como Sora de OpenAI, Veo de Google, y competidores como Runway, Kling AI o Luma, han saturado las plataformas digitales con resultados cada vez más sofisticados. El espectro de contenido abarca desde imitaciones cinematográficas de estudios como Pixar, hasta ‘crossovers’ humorísticos virales, como ver a Thanos, Shrek y Goku disfrutando de un asado en Argentina. Detrás de estas situaciones absurdas hay varias realidades a considerar: el público está dispuesto a consumir en sus redes contenido generado por IA, los productores tradicionales (con sus super computadoras, actores y cámaras costosas) tendrán que competir por la atención contra personas que usen estos modelos, y que lo que hoy son parodias, mañana puedan ser videos indistinguibles de una noticia real, planteando dudas sobre como lidiaremos con la veracidad y la autenticidad del contenido que consumimos.
Pero la carrera no se detiene en la simple generación de tiktoks. El verdadero campo de batalla en 2026 será el de la ‘consistencia temporal‘: lograr que los personajes de estos videos mantengan su identidad, vestuario y físicas a lo largo de escenas largas y complejas, pasando a convertirse en verdaderas herramientas de narrativa cinematográfica.
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Con la proliferación de sistemas de IA cada vez más potentes y capaces, también han cobrado relevancia las discusiones sobre las implicaciones sociales, éticas y psicológicas de su uso. En entregas anteriores hablamos sobre el uso de la IA en la aplicación de terapia psicológica y como su uso había sido determinado como un factor clave en varios suicidios en Estados Unidos.
Otro ámbito de inquietud social es el efecto de la IA en la educación y las habilidades cognitivas de los estudiantes. Con la adopción masiva de ChatGPT (el Chat, como le dicen los chavos👴🏻) para hacer tareas, resumir textos, escribir código o incluso resolver exámenes, vale la pena preguntarse si la IA está reduciendo la capacidad intelectual de los alumnos. Estudios recientesmuestran que aquellos estudiantes que usan herramientas de chat para la realización de sus actividades escolares presentaron una menor actividad cerebral y una menor capacidad de retención de información que aquellos estudiantes que no la utilizaron para nada.
A sabiendas de que el uso de la IA será una habilidad clave para los profesionistas en el futuro, los profesores y las instituciones de educación superior tratan de encontrar ese punto de equilibrio en el que se aproveche la tecnología y se fomente el pensamiento independiente y la generación de conocimiento y habilidades, al mismo tiempo que cobran fuerza discursos que cuestionan la utilidad de la educación superior en el mundo actual y los altísimos costos que esta educación representa para los estudiantes y sus familias.
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Finalmente, el avance rápido de la IA también ha conducido a repercusiones económicas y laborales. En este espacio también hemos hablado de como la incorporación de la IA en el espacio de trabajo va a terminar en la destrucción creativa de empleos y al reentrenamiento y adaptación de millones de empleados a lo largo del mundo. Los primeros afectados durante estos meses han sido los puestos de cualificaciones medias o básicas, como programadores y diseñadores junior, y los puestos de trabajo tradicionalmente reservados para jóvenes recién graduados de la universidad, los cuales, al menos en Estados Unidos, se encuentran atravesando tasas de desempleo históricas incluso entre egresados de universidades de élite.
En paralelo a la inquietud del empleo, durante el último trimestre del año empezó a hablarse abiertamente de la “burbuja de la IA”en el sector financiero. Tras alcanzar máximos históricos en octubre, empresas como NVIDIA (proveedora de chips) o Softbank (gigante inversor tecnológico) vieron reducciones en su capitalización de mercado derivado del enfriamiento del optimismo en torno a la Inteligencia Artificial. La OCDE en su informe de Perspectivas Económicas listó las altas valoraciones de las empresas de IA como un factor de riesgo clave para la estabilidad del sistema financiero global, advirtiendo como una caída abrupta en las acciones tecnológicas de IA podría arrastrar a la crisis a todos los mercados globales.
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En estos últimos meses, la IA ha avanzado a pasos agigantados, con la situación del sector siendo muy distinta al que se tenía en agosto de este año. Si algo nos ha quedado claro, es que la inteligencia artificial ya no es solo un asunto tecnológico; es también un fenómeno económico, político, social y cultural de escala mundial. Si bien los modelos han crecido en capacidades y calidad de sus resultados, el optimismo en la tecnología y en el mercado ha ido disminuyendo a medida en quehemos ido comprendiendo los riesgos, las responsabilidades y los desafíos que los acompañan.
El reto para los próximos meses no solo será continuar con la adaptación a la IA, sino también en construir instituciones, mercados, prácticas educativas y marcos éticos y legales que estén a la altura de este ritmo de cambio. A diferencia de otros ciclos tecnológicos, esta vez no se trata únicamente de nuevas herramientas: se trata de redefinir gran parte de cómo trabajamos, cómo aprendemos, cómo convivimos y, en última instancia, cómo visualizamos nuestro futuro.
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