
El Barrio Rojo, en Holanda es la zona de prostitución más famosa que hay en el mundo y el pasado 2018 fue visitado por más de 19 millones de turistas lo atrae con ello varios hechos perjudiciales. La población residente hace frecuentes quejas por que la zona es agobiada por el ruido, acoso, basura, desorden público, delincuencia organizada, tráfico de mujeres, muchos turistas ebrios, entre otros.
Datos oficiales dicen que, en la Oudekerksplein, el centro del Barrio Rojo, se reúnen a la semana un promedio de 1.014 grupos de turistas, es decir 30 grupos de 20 personas por hora.
La situación no es bien vista por aquellos que toman decisiones en la ciudad. El caso del concejal Udo Kock, quien dijo que “el hecho de que los turistas acudan en masa a ver a las prostitutas no debería ser algo de este siglo”. Seguido por el defensor del pueblo de Ámsterdam, Arre Zuurmond que agrega “La ciudad se convierte en una jungla urbana por la noche”.
Femke Halsema, la alcaldesa de la ciudad afirma que se deben buscar soluciones prácticas a la creciente problemática, cuyo objetivo principal es mejorar los derechos humanos de las trabajadoras sexuales, reducir los delitos en general y las molestias causadas a los habitantes.
La alcaldesa presentó un plan con 4 alternativas para salvar el barrio rojo:
- Eliminar parte de la zona, cerrar la totalidad de los 330 negocios
- Trasladarlos fuera de Ámsterdam
- Ampliar más el Barrio para dividir más a las multitudes
- Cerrar las cortinas de los establecimientos de forma permanente para que las prostitutas no sean visibles desde la calle.
También agregó está dispuesta a escuchar a los trabajadores sexuales con el fin de darles otras opciones para que reduzcan sus gastos y aumenten su seguridad.