
Saltillo está de manteles largos por su 442 aniversario y no hay mejor forma de celebrarlo que contando sus leyendas. El Saltillo antiguo tiene historias de muertos y fantasmas aparecidos que perduran en las viejas calles y casas de la ciudad.
Durante una visita al Archivo Municipal de Saltillo, se recopilaron las leyendas más llamativas y famosas de la capital Coahuilense. Las viejas construcciones y avenidas de la localidad resultan ser el escenario principal de historias emblemáticas de la ciudad.
Una de las leyendas más populares del centro histórico es “El Callejón del Diablo” el cuál está ubicado atrás de la Normal Superior de Saltillo, y ahora es conocido como el Callejón Cuauhtémoc.
EL CALLEJÓN DEL DIABLO

Cuenta la leyenda que Juan, un español comerciante llegó a la ciudad para vivir y trabajar junto con su familia. Debido a que era comerciante, realizaba recorridos por el centro de la ciudad.
Un día, justo en el Callejón Cuauhtémoc, se encontró con un señor llamado Blas, el cual le comentó que su esposa lo engañaba con otra persona más joven que él, por lo que Don Juan no soportó la humillación y decidió ir a espiar a su esposa, a poca distancia de su casa observó la llegada del supuesto amante.
Sin pensar, con una rabia incontrolable se abalanzó sobre el amante apuñalándolo en todo el cuerpo, llevándose una terrible sorpresa cuando descubrió que el joven era su hijo.
Juan se volvió loco y aseguraba que el mismo diablo lo había incitado a cometer el asesinato, pues según investigaciones policiacas, no vivía ningún hombre con el nombre de Blas en la ciudad.
LA CAMPANA CASTIGADA

Es una historia de la Capilla del Santo Cristo de la Catedral de Santiago. Se cuenta que un acólito acompañó a un joven a la torre para replicar las campanas, en el acto el monaguillo se colocó cerca de la campana y con el movimiento de esta, recibió un golpe en la cabeza que lo privó del conocimiento y al poco tiempo murió.
Después del suceso el párroco decidió castigar a la campana; su sentencia fue quedar muda por los siglos de los siglos.
LA TACONERA

La taconera era una muchacha muy bella, de piel aperlada, con unos labios grandes y ojos de color verde.
Todas las noches recorría lo que hoy es el periférico Luis Echeverria, para recoger a su madre del trabajo y al escuchar sus tacones todos los hombres volteaban a verla.
Una noche un sujeto trató de tomarla a la fuerza, entre el forcejeo ella logró soltarse corrió hacia el periférico y un carro la arrolló dejándola sin vida en medio de la calle.
Desde esa noche, se cuenta que se escuchan los tacones y personas aseguran haberla visto caminar y después desaparecer.