

En las últimas semanas de mayo y durante junio de 2025, México vivió lluvias extraordinarias que aliviaron la sequía que agobiaba a gran parte del país y que, por otro lado, desencadenaron inundaciones repentinas en varias regiones urbanas. El pasado mes de junio de 2025 fue particularmente húmedo, registrando un 51.3% más lluvia que el promedio histórico para ese mes. Estas cifras, confirmadas por el Servicio Meteorológico Nacional (SMN), cuentan la historia de un temporal inusual e intenso, siendo las regiones del sureste mexicano las que más lluvia recibieron.
Elaboración propia con datos de los promedios de precipitación mensual del Servicio Meteorológico Nacional/CONAGUA.
Las tormentas de mayo y junio asestaron un golpe decisivo a la sequía que venía expandiéndose en México. Hasta finales de mayo, el 60.1% del territorio nacional presentaba algún grado de sequía, con seis estados del norte –incluyendo Sonora, Chihuahua, Coahuila, Sinaloa y Durango– en sequía extrema o excepcional. Sin embargo, al 30 de junio el panorama había cambiado drásticamente: solo 21.8% del territorio y menos del 5% de la población de México seguía con sequía de moderada a excepcional. En otras palabras, las lluvias redujeron las áreas con sequía en aproximadamente dos terceras partes respecto a meses anteriores. La Comisión Nacional del Agua (Conagua) destacó que la sequía disminuyó gracias a las precipitaciones de junio. Este vuelco hídrico se reflejó en el reverdecimiento de campos (que se alcanza a ver desde el espacio) y el aumento de caudales en ríos normalmente secos.
Fuente: CONAGUA
No obstante, la sequía que persiste en los estados del norte sigue siendo motivo de preocupación. De acuerdo con el Monitor de Sequía en México, estados como Chihuahua, Sonora, Sinaloa y Baja California llegaron a tener hasta el 100% de sus municipios en sequía severa a mediados de junio. Para entonces, las presas que abastecen a productores y poblaciones en esos estados estaban prácticamente vacías, poniendo en jaque a los agricultores y ganaderos locales. Aún con las lluvias de finales de junio, Sonora, Chihuahua y Sinaloa continúan enfrentando déficits de lluvia que impiden la recuperación total de la humedad del suelo, manteniendo niveles críticos de sequía.
La consecuencia más grave de esta sequía prolongada en el norte ha sido en la agricultura y la seguridad alimentaria. La falta de agua continúa “ahorcando” a los productores de estos estados y amenazando la economía familiar de miles de familias rurales. Un vistazo a principios de junio mostraba escenarios desoladores: ranchos ganaderos sin pasto, campos de maíz y trigo detenidos a la espera de lluvias, y comunidades enteras dependiendo de pipas de agua.
Productores de Sinaloa expresaron que necesitaban urgentemente las lluvias de finales de junio para llenar presas y salvar los ciclos de siembra que inician en septiembre. Afortunadamente, esas ansiadas precipitaciones han estado llegando en las últimas semanas al noroeste del país, dando un respiro parcial. Aun así, expertos y autoridades mantienen la cautela: el déficit hídrico nacional persiste, y a finales de junio el volumen total almacenado en las presas seguía 5% por debajo del promedio histórico nacional.
De las 210 principales presas del país, 97 aún se encuentran por debajo del 50% de su capacidad, entre ellas, varias claves para el riego agrícola. El Sistema Cutzamala, vital para el Valle de México, mostró una recuperación notable al subir a 52.86% de su capacidad al 1 de julio (frente a un crítico 26.91% que tenía hace un año), acercándose lentamente al valor óptimo del 60%. En suma, las lluvias recientes han dado un respiro significativo y fortalecido el almacenamiento en presas clave, pero aún no han resuelto por completo la crisis hídrica acumulada por años de sequía.
INUNDACIONES EN EL CENTRO: RÍOS DESBORDADOS EN NAUCALPAN
La otra cara de estas lluvias intensas fueron las inundaciones repentinas. Regiones del centro y sur del país, que apenas meses atrás temían la escasez de agua, se enfrentaron ahora con el exceso. En este contexto, fue muy conocido el caso del municipio de Naucalpan, en el Estado de México. En la noche del 22 de junio, una tormenta torrencial azotó este municipio con tal fuerza que el río Los Cuartos se desbordó, inundando varias colonias populares. Unas 50 viviendas resultaron inundadas hasta medio metro de altura y varios automóviles quedaron sumergidos. El origen del desastre combinó la furia de la naturaleza con el factor humano, ya que las intensas lluvias liberaron un tapón de basura de más de 700 toneladas que obstruía la presa Los Cuartos. Al ser expulsado súbitamente, esa masa de desechos salió disparada por la obra de toma de la presa y el agua aumentó su caudal de forma instantánea, desbordando el río aguas abajo. Vecinos que atestiguaron cómo en minutos las calles se convirtieron en cauces furiosos de aguas negras tuvieron que subir a las azoteas de sus casas para ponerse a salvo, mientras sus electrodomésticos y sus muebles flotaban en sus salas.
La escena fue impactante no solo por el agua, sino por una espesa capa de espuma blanca que cubrió las calles inundadas, con hasta un metro de altura. Esta espuma se formó por la agitación violenta del agua mezclada con detergentes, materia orgánica y contaminantes industriales mezclados en el agua del drenaje. A la mañana siguiente, las imágenes de Naucalpan cubierto de espuma y lodo dieron la vuelta al país, recordandonos el desastre que se crea cuando se junta la fuerza de la naturaleza con el descuido y la negligencia humana.
Espuma en Naucalpan. Fuente: X/@IslaUrbana
CICLONES ADELANTADOS
La temporada de ciclones tropicales de 2025 arrancó con premura, aportando tanto desafíos como beneficios. En ausencia de los patrones de El Niño o La Niña, los meteorólogos anticipaban un comportamiento climático más estable y “dentro de rangos normales” para las lluvias. De hecho, la fase neutra del fenómeno ENSO (Oscilación del Sur) dominó a inicios de año, creando condiciones propicias para una temporada de huracanes convencional. Pero “convencional” no significa carente de sorpresas, ya que a finales de mayo se formó “Alvin”, la primera tormenta tropical del Pacífico de 2025. Alvin nació el 28 de mayo cerca de las costas de Guerrero, convirtiéndose en el primer ciclón de la temporada en el lado del Pacífico. Este inició más temprano que el del año anterior, la primera tormenta del 2024 (Aletta) apareció hasta el 4 de julio.
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Tras Alvin, el Océano Pacífico continuó activo. En junio se formaron Bárbara, Cosme y Dalila, mientras que a inicios de julio emergió el huracán Erick, que tiene el récord de ser el primer gran huracán registrado en tocar tierra en las costas de México antes del mes de agosto. Cada uno de estos sistemas, incluso los que no impactaron directamente en las costas, aportaron humedad a la atmósfera mexicana.
Trayectoria de los ciclones tropicales del pacífico en 2025. La trayectoria que tocó tierra en territorio Mexicano corresponde al huracán Erick.
Las lluvias de mayo y junio de 2025 marcaron un punto de inflexión para el agro mexicano. En el norte, las lluvias de fines de junio dieron esperanza a productores de Sinaloa, Chihuahua y Sonora: aumentó el volumen de presas clave y se elevaron los niveles de los acuíferos y los pozos que habían estado cayendo por años, permitiendo planear la siembra otoñal. No obstante, persiste la incertidumbre: 97 de las 210 presas nacionales siguen por debajo del 50% de capacidad, y en regiones como la Comarca Lagunera o el valle de Chihuahua se requiere de una temporada sostenida para recuperar los volúmenes de almacenamiento de sus mantos freáticos.
En contraste, el exceso de lluvia causó daños en algunas zonas del país —inundaciones en cultivos de plátano y café en Chiapas y granizadas en huertas de estados como Puebla y el Edomex—, recordando que también los daños que se producen por eventos extremos de lluvia pueden anular los beneficios de un buen temporal.
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Con julio inicia la canícula (3 julio–mediados de agosto, aprox.), un periodo de entre cuatro y siete semanas marcado por el aumento del calor y la disminución temporal de las lluvias. Durante esas semanas, se espera que buena parte del centro y sur del país viva temperaturas cercanas a los 40 °C .
De cara a agosto-septiembre, se espera que el monzón mexicano reactive las tormentas en el noroeste (la región que más padece la sequía), pero por otro lado, se espera que en las zonas del norte y centro del país haya condiciones más secas de lo habitual. Esto significa que entidades del Bajío y Altiplano, que en junio recibieron buenas lluvias, podrían ver una pausa antes de que las tormentas regresen con fuerza hacia agosto, y hace notar que el cuidado del agua sigue siendo tan importante como siempre, a pesar de las fuertes lluvias con las que inició la temporada.
México ha vivido en lo que va del 2025 tanto olas de calor como aguaceros extremos, y aunque la “normalidad” climática se ha mantenido, la variabilidad natural exige preparación: toca usar el agua eficientemente en tiempos de abundancia y reforzar, limpiar y mantener la infraestructura pluvial para enfrentar los nuevos retos que traiga el temporal.
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