¿POR QUÉ SOMOS INFIELES?

La infidelidad es un fenómeno mundial que se produce con notable regularidad, a pesar de la desaprobación casi universal de este comportamiento. Te mostramos 10 hechos que buscan explicar el porqué de la infidelidad.

dice la antropóloga y bióloga Helen Fisher, argumenta que uno de los sistemas está relacionado con el apareamiento y la reproducción; y que los otros dos intervienen en la infidelidad aun cuando se está valorando el amor en una relación de pareja.

Dar con el porqué de la infidelidad en la humanidad ha sido una complicación para los poetas y los románticos, y también la ciencia ha buscado respuestas a este comportamiento. Aquí Fisher explica más acerca del engaño; por qué ocurre; y qué tan común es; apoyándose además en el estudio de Hasse Walum en Estocolmo, y el hallazgo del presunto “gen de la infidelidad” (334), encargado de regular la hormona vasopresina que se reproduce naturalmente con los orgasmos, y que está presente en la mayoría de los mamíferos, desempeñando un papel mayor en los cerebros de hombres que en el de las mujeres.

El vínculo de pareja es un sello distintivo de la humanidad Datos de los Anuarios Demográficos de las Naciones Unidas sobre 97 sociedades entre 1947 y 1992 indican que aproximadamente el 93,1% de las mujeres y el 91,8% de los hombres se casan a la edad de 49 años. Datos más recientes indican que alrededor del 85% de los estadounidenses eventualmente se casarán.

La monogamia es solo una parte de la estrategia reproductiva humana. La infidelidad también está muy extendida. Los estudios actuales de las parejas estadounidenses indican que entre el 20 y el 40% de los hombres heterosexuales casados ​​y el 20 al 25% de las mujeres casadas heterosexuales también tendrán un caso extramatrimonial durante su vida.

La arquitectura cerebral puede contribuir a la infidelidad Los seres humanos tienen tres sistemas cerebrales primarios relacionados con el amor:

 1) El impulso sexual que motiva a los individuos a buscar copulación con una variedad de parejas.

 2) El amor romántico que motiva a las personas a concentrar su energía de apareamiento en parejas específicas.

 3) El vínculo con el compañero que motiva a los individuos de pareja a permanecer juntos por lo menos el tiempo suficiente para criar a un solo niño durante la infancia juntos.

En este sentido, esta arquitectura cerebral hace posible expresar sentimientos profundos de apego por un compañero, además de provocar intenso amor romántico por otro individuo; o un fuerte impulso sexual para encontrar más compañeros extra-díáticos.

La infidelidad ha sido una realidad a través de las culturas. Era común entre los clásicos griegos y romanos, los europeos preindustriales, los japoneses, chinos, los hindúes, además de los inuit tradicionales del ártico, también en el pueblo Kuikuru de las selvas de Brasil, los Kofyar de Nigeria, los Turu de Tanzania y muchas otras sociedades tribales.

Hay diferentes tipos de infidelidad. Los investigadores han ampliado la definición de infidelidad para incluir infidelidad sexual (intercambio sexual sin involucramiento romántico), infidelidad romántica (intercambios románticos sin involucramiento sexual) e implicación sexual y romántica.

Múltiples factores. Variables psicológicas, culturales y económicas juegan un papel en la frecuencia y expresión de la infidelidad. Es un fenómeno universal, a pesar de que es condenable por muchísimas sociedades.

La búsqueda de compañeros de forma furtiva es una tendencia pronunciada. En una encuesta reciente de hombres y mujeres estadounidenses solteros, el 60% de los hombres y el 53% de las mujeres admitieron haber “buscado compañeros de forma clandestina”, para cortejar de forma individual a una potencial pareja y así alejarse de una relación comprometida para comenzar una nueva relación en su lugar; comportamiento que también es común en otras 30 culturas.

La infidelidad no significa necesariamente una relación infeliz. Independientemente de la correlación entre la insatisfacción de la relación y el adulterio, entre los individuos que participan en un estudio de la infidelidad, el 56% de los hombres y el 34% de las mujeres clasificó su matrimonio como “feliz” o “muy feliz”, sugiriendo que la genética también puede desempeñar un papel en el cortejo.

Los estudios muestran la posibilidad de un gen que se correlaciona con la infidelidad. En 2008, Hasse Walum y sus colegas del instituto sueco Karolinska, llevaron a cabo una investigación para estudiar si los diversos genes afectan el comportamiento de unión de pares en los seres humanos. Se examinaron 552 parejas; todos los miembros habían estado casados ​​o coexistieron durante al menos cinco años. Los varones que portaban el alelo 334 responsable de la gestión de la vasopresina, obtuvieron puntuaciones significativamente más bajas en la escala de vinculación de los compañeros, lo que indicó menos sentimientos de apego a su cónyuge.

La infidelidad tuvo beneficios biológicos inconscientes tanto para hombres como para mujeres durante toda la prehistoria, perpetuando así los fundamentos biológicos y el gusto por la infidelidad en ambos sexos hoy en día.

INFORMACIÓN: AUTOSALUD