DÍA MUNDIAL DE LA SALUD MENTAL SOBRE LA PREVENCIÓN DEL SUICIDIO

Cada año, 800.000 personas en todo el mundo mueren por suicidio. Es la segunda causa más común de muerte entre los 12 y los 29 años de edad. El tema elegido este año para el Día Mundial de la Salud Mental es la prevención de los suicidios, con especial atención a la situación de los jóvenes.

El impacto de las enfermedades mentales, subraya la Organización Mundial de la Salud, aumenta constantemente y al menos una de cada cuatro personas desarrolla un trastorno mental a lo largo de su vida. Entre los principales enemigos de la salud mental destacan las diferentes formas de depresión, que también se encuentran entre las principales causas de los intentos de suicidio.

¿Quién está en peligro?

Si bien el vínculo entre el suicidio y los trastornos mentales (en particular los trastornos relacionados con la depresión y el consumo de alcohol) está bien documentado en los países de altos ingresos, muchos suicidios se producen impulsivamente en momentos de crisis que menoscaban la capacidad para afrontar las tensiones de la vida, tales como los problemas financieros, las rupturas de relaciones o los dolores y enfermedades crónicos. Además, las experiencias relacionadas con conflictos, desastres, violencia, abusos, pérdidas y sensación de aislamiento están estrechamente ligadas a conductas suicidas.

Señales y causas

Los suicidios de los jóvenes son una herida que no debe ser subestimada, y por esta razón debemos aprender a reconocer sus señales. “Los adolescentes -dice el psiquiatra Alessio Simonetti, de la comunidad de cuidados Samadi – a veces tienden a expresar sentimientos de pérdida de la esperanza: no ven el futuro y se ponen nerviosos. Al mismo tiempo, existe un aislamiento progresivo”. Una paradoja si pensamos en el mundo hiperconectado en el que vivimos pero que de hecho demuestra la superficialidad de las relaciones que se establecen. “Los jóvenes -continúa el dr. Simonetti- están fuertemente condicionados por el juicio de los demás y desarrollan una sensibilidad extrema capaz de generar una desesperación que puede llevar al suicidio”.

La importancia de una prevención adecuada

La adolescencia es un periodo de gran fragilidad: los chicos están solos y a menudo no se aceptan. “Si es posible -comenta Monseñor Paolo Ricciardi, obispo delegado de la Pastoral de la Salud de la diócesis de Roma- decirles que no son válidos por lo que hacen o no hacen, o por lo que poseen, sino por lo que son, he aquí que se sienten valorados. Obtenemos respuestas sorprendentes. Basta con estimularlos y escucharlos”. Estar cerca de los familiares de quienes han cometido este acto extremo también puede ayudar a leer la realidad de manera diferente y crear las condiciones para crear un sistema eficaz de prevención.

INFORMACIÓN: VATICANSNEWS