

Cristo Vive A.C. opera con una estructura y modelo de negocio que plantea interrogantes significativos, especialmente en lo que respecta a la relación entre el trabajo de rehabilitación y su funcionamiento como Iglesia, contra los ingresos millonarios generados y el nulo respeto a los derechos laborales de sus internos.
Esta organización tiene una notable presencia en el estado de Coahuila, con un total de siete casas ubicadas en Saltillo, General Cepeda y Ramos Arizpe. Además de su reconocida venta de burritos, Cristo Vive opera una tienda de tortillas que ofrece tortillas de harina, frijoles y salsas, junto con una tienda de dulces y abarrotes.
En su página oficial, Cristo Vive declara tener 61 ministerios distribuidos en 22 estados de México, y también expande su ayuda a nivel internacional. Afirman haber asistido a más de 79 mil personas en su proceso de recuperación; sin embargo, es importante destacar que esta ayuda no es gratuita, de hecho, vivir en una de sus casas de rescate implica un compromiso de trabajo intenso por parte de los residentes, que a menudo no son conscientes de que están laborando y, por lo tanto, no reciben un salario ni disfrutan de beneficios legales.
Resulta intrigante que, a pesar de estas cifras impresionantes, hay exmiembros de Cristo Vive –que tuvimos la oportunidad de localizar–, que, por miedo, se han mostrado reacios a compartir sus experiencias negativas en la casa de rescate. Esto nos llevó a conversar con los vendedores actuales, cuyas narrativas nos dan una idea sobre el funcionamiento interno de la organización, los ingresos millonarios y el nulo respeto a los derechos laborales.
Créditos
Dirección editorial e investigación:
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Entrevistas:
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