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TRILOGÍA DEL 68

Las tres piezas escénicas que componen “Trilogía del 68” se pueden ver al hilo, de manera aleatoria, una… dos… o las tres, en el orden que el espectador desee. La triada tiene un eje común que es el movimiento estudiantil de 1968. “La idea surge por mi necesidad de contar y dar luz a tres versiones de esta historia, que no son las más conocidas”, dice la escritora y dramaturga Tania Campos Thomas.

Es un movimiento del que se han dicho muchas cosas, siempre desde la misma perspectiva. Sin embargo, hay voces que parecieran estar silenciadas porque dicen las cosas incómodas; son a los que acusan de ser los malos de este episodio de la historia nacional. Además, mi interés tiene una arista familiar, pues mi padre, Sócrates Campos Lemus, fue uno de los representantes estudiantiles, tal vez el más polémico de todos.

Explica que ella creció con esa historia, con ese estigma, porque a él lo acusaron de haber traicionado al movimiento estudiantil, de ser policía… de ser infiltrado… de trabajar para la CIA y muchas cosas más. —Mi madre me decía: “De tu padre pueden decir un cúmulo de cosas; pero no son ciertas”. Por eso, desde joven me dediqué a investigar de manera seria y profunda, con rigor y mucho tiempo para leer lo que hay al respecto—.

Leyó lo bueno, lo malo y escuchó todo lo que se dijo para bien y para mal. De esa forma, descubrió una historia consistente, una versión que es la misma que los escritores Carlos Montemayor (1947-2010), en su libro Violencia de Estado en México, y José Revueltas (1914-1976) explicaron siempre. —Descubrí que una estrategia de Estado fue acusar a mi padre de traición y tachar a Revueltas de ser un escritor muy revoltoso—.

Con esta trilogía, la dramaturga rescata esa historia poco conocida y prácticamente nunca documentada, con el único fin de darla a conocer desde el teatro. —No se trata de defender a nadie de nada. La primera obra, Eper, es un monólogo que toca la historia de mi mamá, una extranjera que decide venir a México, donde conoce a Sócrates. Así inicia el movimiento y la tratan de sacar del país; pero logra quedarse—.

La segunda pieza es No corran, es una provocación, la cual recrea un diálogo entre unos representantes estudiantiles y su maestro, personaje inspirado en José Revueltas. Retoma la parte de la historia en donde se les ofrece la amnistía, con lo que Revueltas no estaba de acuerdo; pero los estudiantes sí. Se cuestiona por qué sin fundamentos acusan al alumno de haber traicionado al movimiento. —No creo que existieran estudiantes traicioneros—, dice reflexivamente, como quien intenta ajustar las piezas de un rompecabezas historiográfico.

Fuentes documentales de primer nivel

A final de cuentas, todos pasaron por la cárcel, por la tortura y el exilio. En esa segunda obra, naturalmente comenzó a salir una voz femenina que terminó siendo otro personaje, inspirado en Elena Garro, a quien el Estado quiso calificar de demente, lo que da pie a la tercera puesta en escena, Elena: La censura de los buitres, la cual habla abiertamente de la versión de Garro, acusada de financiar el movimiento, anota Tania Campos Thomas.

Elena Garro escribió una obra que se llama Sócrates y los gatos. Ella tenía una versión sobre lo que había pasado, ahí deja ver que a mi papá lo hicieron firmar una declaración en donde acusa a los intelectuales y a ella misma; pero fue una declaración sacada bajo tortura, como lo reconocieron tanto José Revueltas como la misma Garro. Me pienso como escritora, hice las obras desde la escritura y lo llevo al milagro del teatro—.

Explica que la magia radica en que en el escenario está lo que ella quiere decir, más lo que los actores y el director quieran expresar porque, en su opinión, ellos tienen voz y voto en la interpretación de las obras. Para armar la trilogía recurrió a diversas fuentes, y entre las principales destacan las obras citadas de Carlos Montemayor y Elena Garro. Ambos jugaron un papel muy importante en la confección de esta trilogía escénica.

He leído todos los libros del 68, aún los contrarios a las versiones que ofrezco, porque creo debemos escuchar a todos. De hecho, la propuesta de la trilogía no es ni una defensa de nadie ni un intento de convencer. Cada quien hará, con lo que vea y escuche en el escenario, lo que más le convenga o mejor le parezca—, sentencia en tono firme.

Dice que la responsabilidad de los mexicanos es conocer esta historia desde todos los ángulos porque, además, marca un momento importante en el país. —De que conozcamos bien esta historia dependerá que dejemos de cometer los mismos errores en los movimientos sociales, los cuales se siguen dando porque el Estado implementa las mismas estrategias. Más allá de la parte personal en mí, se volvió un asunto de responsabilidad histórica—.

Las funciones de Eper se realizarán del 21 al 24 de noviembre, 28 de noviembre y 5 y 6 de diciembre; No corran, es una provocación tendrá funciones del 29 de noviembre al 1 de diciembre, y Elena: La censura de los buitres, del 7 al 15 de diciembre. La “Trilogía del 68” realizará esta temporada en el Teatro El Granero del Centro Cultural del Bosque bajo la dirección del primer actor y director escénico Alexandro Guerrero.

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