
Jerónimo Batista Bucher, un joven argentino desarrolló quizás un remedio para reducir la acumulación del plástico en el planeta, al crear vasos biodegradables hechos de algas, que se producen en entornos naturales marinos o canales.
La preocupación de Batista Bucher por la contaminación lo llevó a encontrar una alternativa ecológica destinada a modificar los hábitos de consumo nocivos, causantes de que ocho millones de toneladas de plástico invadan los océanos cada año.