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900 NIÑOS SEPARADOS DE SUS PADRES POR EL GOBIERNO DE TRUMP

Hace algunos meses, la Unión para las Libertades Civiles en América por sus siglas en ingles ACLU, demandó a la administración encabezada por Donald Trump ante la Corte Federal de los Estados Unidos por separar a niños refugiados de sus familias. Este mismo organismo informó que 900 niños han sido alejados de su núcleo familiar desde junio de 2018, incluidos bebés.

Lee Gerlent, uno de los abogados involucrado en la presentación de la demanda indicó lo siguiente: 

“Es inaudito que la administración de Trump continúe separando a bebés de su familia”. “Alrededor de 900 familias se unieron al centenar que ya habían sido destruidas por esta política ilegal”.

Dentro de la demanda, la ACLU sostuvo que el gobierno todavía estaba separando familias, basándose para la detención en un historial criminal con delitos menores, y en una duda sobre la paternidad de los detenidos para con sus hijos.

Los abogados de la ACLU solicitaron a la corte que se estableciera un criterio certero para separar a las familias, y que esto no se hiciera en las condiciones establecidas de manera tan arbitraria; sino que se presentara solo en las situaciones en las que los padres representen un verdadero peligro.

ENCIERRO MIGRATORIO

Las luces estroboscópicas iluminan con gran intensidad, no hay ventanas y, por tanto, la luz solar no se hace presente, el lugar se trata de una bodega de magnitudes enormes, con sus paredes pintadas de blanco y repletas de tubos de ventilación, el panorama es industrial, frío, alienante, quizá deliberadamente deshumanizante. En medio de la gran bodega se encuentran una serie de jaulas hechas con mallas de metal, con una altura de 3 metros, en donde se encuentran confinados seres humanos, almas que decidieron buscar una vida mas allá de la pobreza, de la violencia y de la persecución. 

Seres que dejaron su hogar, su entorno social, y pequeños cachitos de su corazón esperando por ellos en los lugares mas familiares, un comedor medio vacío, una sala en silencio, un patio con un perro solitario, se vuelven imágenes vívidas en la mente de los confinados, de los soñadores y de los valientes, aquellos que emprendieron un viaje a tierras desconocidas con una esperanza, con una convicción: buscar la felicidad. El lugar descrito son los centros de detención de inmigrantes en territorio estadounidense, aquellos que están repartidos por las fronteras principales del país norteamericano.

Facilidades en USA en donde se tienen retenidos a niños. Imagen: ACLU

Las condiciones son deplorables, el lugar es claustrofóbico, los refugiados exigen su liberación en medio de llantos de niños y gritos de desesperación, reina un sentimiento de impotencia por todo el lugar. Los infantes son los mas afectados, completamente ignorantes de su entorno, desconocen de leyes migratorias, las fronteras no existen para ellos, están de vacaciones, emprendieron un viaje junto a sus padres, una aventura que terminó en un lugar extraño y gris, y, aun así, sus mentes infantiles no logran entender su situación, ni la de sus padres. No saben porque no pueden regresar a casa, y tampoco porque no pueden salir de aquella prisión. 

Solo poseen un cambio de ropa, y no hay centros de lavado dentro de las facilidades de detención. La higiene es deplorable, a los refugiados solamente se les proporciona toallas húmedas para limpiarse, y como alimento, unos sándwiches de boloña y poco más, mismos que a la larga causan problemas de salud, como la constipación. Muchos niños no reciben sus comidas a tiempo, y las tienen que comer frías.

Debido a la pobre higiene se presentan pequeños brotes de gripa y de piojos, los niños se encuentran sucios, pasan las noches en pisos fríos de concreto con solo un pedazo de papel de aluminio para protegerlos de lo gélido del lugar. Semanas pasan y siguen en reclusión completa, con poca interacción con sus familias. En algunas facilidades se pueden encontrar entre 100 y 300 niños, sus edades varían considerablemente, desde bebés, hasta niños/adolescentes entre los ocho y 15 años. 

La imagen que dan los niños es la de alguien descuidado, sus camisetas se encuentran completamente sucias, con mocos, con leche materna y con restos de comida también en los pantalones, padecen hambre, y pasan semanas sin ducharse. En condiciones tan horripilantes, la hermandad surge, los niños mas grandes cuidan a los mas pequeños, y aun así se presentan casos en los que infantes de muy corta edad se encuentran solos, sin supervisión y a su suerte. 

Los matices más oscuros se van revelando poco a poco, lo inhumano inevitablemente se muestra en la entrada de estas facilidades de detención, un niño no debería ser víctima de una política migratoria. Solo queda cómo consuelo que nada se mantiene en secreto por mucho tiempo y ninguna injusticia queda impune por siempre, en especial si se trata de atrocidades cometidas por una nación.

INFORMACIÓN: NEW YORKER, NEW YORK TIMES, NCB NEWS

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