TAUROMAQUIA ¿CULTURA O MASACRE?

El presidente de México, durante la conferencia mañanera que realizó el pasado miércoles de esta semana, abordó el tema de las corridas de toros en el país, afirmando que, de ser necesario, se haría una consulta ciudadana para evaluar y meditar su prohibición. “Tendría que hacer una especie de consulta para tener la opinión de todos; son temas polémicos” mencionó el mandatario con respecto al tema. 

Es una realidad que las corridas de toros se han vuelto un tema de debate no solo en México, sino también a una escala global, las distintas concepciones que se tienen acerca de la tauromaquia son muy variadas y muchas oscilan en extremos. No es ningún secreto la clase de calvario por el cual se le hace pasar a un toro, dentro de una justa de este estilo, y tampoco es desconocida la carga cultural que una corrida de toros representa; tradición, historia y una costumbre que se remonta a la Edad de Bronce, el cual es un periodo de la prehistoria. 

¿QUÉ ES LA TAUROMAQUIA?

Según la Real Academia Española, el término tauromaquia se refiere a el arte de lidiar toros, que a su vez se refiere a todo el ritual que se lleva a cabo en una corrida de estos bovinos. El contexto histórico de esta tradición, debidamente registrada y que tiene su origen en España, se remonta al período entre los siglos X y XIII. Durante la edad media se practicaba el llamado “lanceo de toros” a pie y caballo, mismo que tenía la estructura casi idéntica de lo que es una corrida de toros en la actualidad. No sería hasta el siglo XVIII cuando se consolidaría la tauromaquia moderna. 

Los tipos de corridas de toros en la actualidad tienen un sinfín de acervos, tenemos la clásica al estilo español, donde se matan a 6 toros dentro de la plaza, todo esto hecho por toreros profesionales. Después tenemos el estilo portugués donde son prácticamente idénticas al método español, solo que se lidia al toro desde un caballo. 

Estas últimas dos son las más comunes alrededor del mundo, pero recientemente y con el surgimiento de los derechos de los animales, nuevos tipos de corridas han surgido, con la intención de mantener viva la tradición y a su vez, crear una práctica más humanitaria y menos violenta, una de ellas es una corrida de recortadores, donde la idea versa en saltar sobre el toro y mantenerse el mayor tiempo posible encima de él, en ningún momento se maltrata físicamente al toro, y por ende tampoco se le mata.

Otra corrida de toros “pacífica” surgió en Francia, llamada Courses Camarguaises, en esta actividad, se pone una escarapela en los cuernos del toro, y aquella persona que logre quitársela se lleva un premio. No hay ningún maltrato físico o muerte para el animal. 

Ahora ¿Hay que considerar a la tauromaquia como cultura? la realidad y la definición de cultura nos indica que sí, pero ¿hasta qué punto su carga histórica y tradicional la justifica en un mundo contemporáneo?  

Muchas de las personas que se declaran seguidores acérrimos de la tauromaquia en tiempos modernos, defienden la justa bovina con el argumento cultural, para ellos las corridas de toros son la manifestación artística por excelencia, un patrimonio cultural que debe ser protegido a toda costa. ¿Y cuál es el otro lado de la moneda? ¿Cómo puede una práctica como la tauromaquia desenvolverse en un mundo globalizado? 

TAUROMAQUIA EN TIEMPOS MODERNOS

Según la organización defensora de animales, PETA, más de 40.000 toros son bárbaramente masacrados cada año en plazas de toros en todo el mundo. Desde el momento en que entran a la plaza, pierden toda oportunidad. Pueden ser debilitados por golpes con bolsas de arena o con laxantes, o drogados, o tienen sus cuernos afeitados para perjudicarles el movimiento. A los toros les aplican vaselina en sus ojos para perjudicarles su capacidad de juzgar la distancia.

A la luz de estas cifras, y las prácticas con las que se tortura al toro, grupos que defienden los derechos de los animales, como PETA, o el Animal Justice Project, entre otras ONGs, han impulsado con un gran fervor el antitaurismo, un movimiento que va acorde a los ideales de esta clase de organizaciones. Los activistas involucrados en la lucha contra las corridas de toros avocan sus argumentos en que no hay cultura en lo que ellos ven como un asesinato, tachando toda la justa de algo sangriento e indecente. 

Dentro de esta línea, podemos afirmar que la oposición a las corridas de toros va en aumento, datos arrojados por PETA indican que desde el 2004, el movimiento anti taurino ha cobrado fuerza. En ese año, el Ayuntamiento de la Ciudad de Barcelona declaró a Barcelona (metrópolis española) como una ciudad antitaurina, a su vez, 52 municipios españoles se han declarado antitaurinos y hubo una iniciativa para que el Parlamento Español ampliara sus leyes sobre crueldad animal, para incluir las corridas de toros.

 También una encuesta realizada por una organización privada en el 2013, arrojó que: “más del 70 por ciento de los españoles no tiene interés en asistir o apoyar a las corridas de toros y más de tres cuartos se opone a la utilización de recursos públicos para apoyar a la industria de las corridas de toros”

Sin duda alguna, la concepción de las corridas de toros en su lugar de origen ha ido evolucionando, tan solo en 2018 en España se celebraron 369 corridas de toros, un numero que representa descenso 4,7% en comparación con el 2017. 

También, la Escuela de Tauromaquia de Jerez esta al borde de la desaparición, debido a un nulo interés del gobierno español por avivar la cultura de las corridas de toros, provocando una baja afluencia de jóvenes que deseen entrar al mundo de la tauromaquia. 

A día de hoy, tenemos un planeta dividido por el debate en relación a las corridas de toros. Tenemos los países donde aun esta legalizado, los cuales son: España, Francia, Portugal, México, Colombia, Venezuela, Perú y Ecuador, mismos que también dentro de sus provincias tienen lugares donde están prohibidos, ejemplificando el encarnizado debate sobre la viabilidad de las corridas de toros.

Y en el otro espectro, tenemos a los países donde las corridas de toros son ilegales: Argentina, Canadá, Cuba, Dinamarca, Italia y Gran Bretaña. Como se puede observar, la distinción recae en la pertenencia cultural que tenga cada nación, y la lucha que se haya emprendido para erradicar una práctica cruel y violenta como las corridas de toros. 

EN MÉXICO

Nuestro país se ha posicionado en su mayoría a favor de las corridas de toros, tan solo en la Plaza de Toros de la ciudad de México mueren asesinados un total de 140 toros en las temporadas de corridas, incluso se admite la entrada de menores al recinto, cosa desaconsejable y delicada según algunas organizaciones internacionales.

Sin embargo, encontramos cambios considerables en algunos de nuestros estados que si han decidido prohibir esta práctica tan polémica. Entidades federativas como Quintana Roo, quien mediante su Ley de Protección y Bienestar Animal del Estado prohibió tanto las corridas de toros como las peleas de gallos. Otros lugares donde no están permitidas estas justas, son: Sonora, Guerrero y Coahuila. Pero la concientización va a paso lento, en 28 estados aun son legales, llegando algunos incluso a considerar a las corridas como patrimonio cultural inmaterial.

El problema de la continua normalización de las corridas de toros en un país como México, es la violencia, en una nación con tanta sangre, encontrar recreación en el asesinato de otro ser vivo parece un sin sentido. Causando insensibilidad en la población y un adormecimiento con respecto a las conductas violentas, no podemos tener una población empática al sufrimiento ajeno.

INFORMACIÓN: PETA, ANIMA NATURALIS, UNIVERSIDAD DE SEVILLA