Después del mensaje oficial de Morena a nivel nacional en donde anunciaron a su candidata a la Presidencia de la República, Claudia Sheinbaum, no faltó la observación de que “El Carnal”, Marcelo Ebrard, seguiría los pasos del auto llamado “Tigre”, Ricardo Mejía.
Y hace una unas semanas, en esta misma editorial, les comentaba que, con total apego a encuestas, por el caso de Morena, la elegida sería la exjefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, y por el Frente Amplio por México, la senadora, Xóchitl Gálvez.
Sencillamente no hubo sorpresas, por primera vez en la historia, nuestro país se perfila seriamente para ser gobernado por una mujer.
Y con relación al anuncio de Morena, quien informó el triunfo en las encuestas de la doctora Claudia Sheinbaum, otro tema que tampoco fue sorpresa, fue el berrinche de Marcelo Ebrard.
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En entrevistas, Marcelo Ebrard, ha señalado que lo estaban orillando a elegir entre Morena y entre defender lo que él cree, diciendo que prefería a sus ideales, por lo que prácticamente anunció su quiebre con el partido presidencial.
En un sencillo análisis, creo que hay dos puntos muy notorios que debemos comentar, el primero es, que Marcelo Ebrard será el “nuevo Ricardo Mejía”, ya que, desde el momento en que comenzó a ver que las encuestas, no le favorecían, arremetió contra Sheinbaum y sobre todo contra la dirigencia de su partido y todavía hace unas semanas, en contra de la Secretaría del Bienestar, acusando un apoyo obviamente ilegal hacia la aspirante puntera.
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El segundo punto, es que esta división, a diferencia de Coahuila, en donde la izquierda se difuminó entre el electorado, a nivel nacional podría pasar todo lo contrario, ya que, al irse a otro partido político, partiría el voto de la oposición.
En sencillas palabras, si Ebrard se lanza a la Presidencia por otro partido, Morena no sólo ganaría, sino que arrasaría.
Esto Ebrard lo sabe y creo que sólo tiene dos caminos, lanzarse y hacer ganar a su acérrima rival, Claudia Sheinbaum o irse al equipo de Xóchitl Gálvez, aunque se quede con una etiqueta de traidor que no se le quitará jamás en lo que le quede de carrera política.
Hasta ahora sostengo que, Ebrard seguirá los pasos de Mejía, pero a diferencia de Coahuila, en este nuevo episodio de división de Morena, ayudaría indirectamente a que Claudia sea la primera Presidenta en la historia de México.
Entre las muchas similitudes políticas de estos dos personajes, creo que las más destacadas serían los siguientes:
- El tercer lugar asegurado en los resultados constitucionales;
- La falta de honor al no cumplir acuerdos que ellos mismos firmaron;
- Solamente les alcanza para hacer “ruido” mediático con un discurso de víctimas de Mario Delgado;
- El nacimiento de un movimiento político para no perder vigencia y según ellos, no quedar en el olvido.
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