La proliferación de terrenos baldíos, se ha vuelto un problema recurrente en esta frontera, lo que genera preocupación entre moradores, sobre todo porque algunos son usados por menores para llegar a sus destinos.
Aracely Martínez, habitantes inconforme, asegura que el problema se ha agudizado y constituye un riesgo principalmente para familias que viven en zonas de la periferia.
«Además de convertirse en sitios propicios para el refugio de fauna nociva y formación basureros clandestinos que representan un riesgo de salud pública, son usados por personas que se dedican a delinquir» acusó.
Añadió que el abandono de las autoridades, ha puesto en riesgo sobre todo a menores que los utilizan como paso obligado para desplazarse a sus centros educativos.