AMLO, MANO A MANO CON CARLOS SLIM Y EMPRESARIOS MEXICANOS

La relación entre el presidente Andrés Manuel López Obrador y los empresarios mexicanos ha mostrado tantos altibajos que en la agenda pública y el propio jefe de la oficina de Presidencia, Alfonso Romo, la reconocen como un matrimonio que ha pasado de choques hasta una luna de miel. 

Este martes consumaron las últimas rencillas que aparecieron por el tema de los gasoductos, al aparecer el tabasqueño y el grupo de empresarios más importantes del país en el escenario que arropa cada mañana al mandatario federal: la conferencia matutina en Palacio Nacional, que estuvo dedicada en su totalidad a hablar del acuerdo que llevará a la hacienda pública del país a tener un ahorro de 4 mil 500 millones de dólares.

En este evento estuvo el presidente del Consejo Coordinador Empresarial, Carlos Salazar Lomelín, el del Consejo Mexicano de Negocios, Antonio del Valle, además del empresario más acaudalado de México y quien está entre los diez más del mundo, Carlos Slim.

Si bien el presidente durante todas sus campañas presidenciales afirmó que “los jugosos negocios se hacen al amparo del poder público”, fue hasta mayo de 2018, a dos meses de las elecciones, cuando agudizó su discurso contra los empresarios al llamarlos “minoría rapaz que robó y secuestró las instituciones mexicanas”. 

Incluso dijo que los empresarios no querían dejar de robar ni dejar sus privilegios, además de sentirse los dueños de México.

Fue el mismo Consejo Coordinador Empresarial, con Juan Pablo Castañón a la cabeza, quien en ese entonces respondió que la iniciativa privada no es ladrona ni manipuladora, además de reprochar que los candidatos presidenciales mienten para promoverse.

En junio el CCE emitió un comunicado en el que llamaban a sus agremiados a “conducirse con responsabilidad y madurez democrática”, en un claro llamado a no votar por el candidato de Juntos Haremos Historia.

A tan solo tres días de que se declarara a López Obrador ganador de la contienda presidencial, se reunió con quien había intercambiado descalificaciones, Castañón, con quien estableció un acuerdo de paz entre el que sería su próximo gobierno y los empresarios del país. Ahí acordaron colaborar para una transición tersa. 

En ese momento los inversionistas dijeron mostrar respeto ante el inminente triunfo del tabasqueño con 30 millones de votos. Eso aunado al discurso reiterativo de que al llegar a la presidencia se terminarían los privilegios.

Sin embargo, no es lo mismo ser oposición que gobierno. Después del 1 de diciembre de 2018, cuando tomó protesta como presidente, tuvo que lograr el cierre de filas con todos los sectores del país, entre ellos el empresarial.

Aun así, hace unas semanas comenzó una nueva confrontación con los empresarios por afirmar que empresas buscaron conseguir contratos que llamó “abusivos, yo les diría contratos leoninos”, hasta que llegaron a un arreglo.

En ese escenario, los empresarios salieron en su propia defensa, Slim afirmó: “Totalmente falso, fueron proyectos en los que no hubo corrupción. En nuestro caso lo confirmo y lo firmo y lo que quieras”.

Por su parte Lomelín, añadió: “Definitivamente los acuerdos no tenían una situación de ilegalidad, ni de corrupción”.

En el mismo evento difuminaron esta versión con el respaldo al presidente. 

Slim Helú señaló que “yo estoy convencido que vamos a crecer bien y pronto, no este año, probablemente este año no sé si crezcamos o no crezcamos, creo que es intrascendente, lo relevante es que hay un potencial y grandes posibilidades de crecimiento, como se han planteado a través de estas grandes inversiones y que los recursos ahí están y que los proyectos ahí están”.

En tanto que, con las negociaciones logradas, Lomelín pronunció una frase poderosa que provocó la sonrisa del presidente: “Todo mundo se ha alineado a la voluntad del presidente”.

Con el semblante visiblemente satisfecho y entre aplausos, el presidente tuvo a su lado a los empresarios más importantes del país, con lo que logran mantener la “luna de miel” y con quienes, afirmó, obtuvieron un ganar-ganar aunque hasta el momento únicamente para el gobierno federal y la iniciativa privada.